miércoles, 7 de septiembre de 2011

La anticipación

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Ritmo, ritmo y más ritmo. En una obra se perdió Fedrico. No sabía lo que estaba a punto de ver. Había planeado con mucha anticipación ir a ver la función. Sus manos se aferraban con fuerza del reposabrazo de la butaca. Tenía mucho sin ver una obra y sus neuronas bailaban de exitación.

Ya habían dado la tercera llamada (que fueron como 5 o 6, pero ta'bien). Oscuridad. El tímido sondio de la orquestra. Luz de enfoque en la tarima. El primer personaje hacía de las suyas. La oquestra seguía tímida y suave. De repente, como explosión, el escenario se llenó de vida. La representación del pueblo estaba en su apojeo. Baile por aquí, baile por allá. Una locura, infinitas canciones simultaneas sonaban. Federico iba a estallar. El asunto parecía entre una mezcla de introducción de circo y de serie noventera. El orgasmo teatral llegó a un paro y ya solo eran dialogos. El muchacho ya sabía qué iba a hacer con lo que le quedaba de vida: iba a actuar, bailar y cantar en comedia musical.